miércoles, 2 de mayo de 2007

Inaguración de la exposición Esculturas de papel en la filmoteka Potemkin









Este es el comentario que le pedí a una amiga (Rosa P. Malonda),
para intentar explicar la exposición (Esculturas de papel),
que tiene lugar en la filmoteka Potemkin, del 1 al 31 de mayo.


¿Puede describirse el silencio, la calma, la magia, la armonía absoluta?.
Así, sin palabras, es la obra de Maider Kuadra:
Un canto a la simplicidad y a la belleza implícita de un papel.
El juego sutil de luces y volúmenes, impregna el papel de un aroma indefinible.
Curvas y rectas, todo se entremezcla para crear una forma, no definitiva, siempre alada.
Parece que el papel tuviera pensamientos y sentimientos propios.
En ocasiones aparece flotando, suspendido en el espacio,
resplandeciendo en suaves colores, pleno de optimismo,
transmitiendo una alegría sosegada.
Unas veces el papel muestra su cara más pura, y, en esa vida que cobra de repente,
otorgada por la autora, se siente libre, y a la vez,
se repliega sobre si mismo, pudorosamente, escondiendo su desnudez.
Otra se oculta detrás de las sombras, guardando celosamente su intimidad.
En la simplicidad del material está la belleza del trabajo.
La sencillez del papel es su propia esencia. Porque el papel habla,
habla de su maleabilidad,y, sutilmente,
transporta a nuestra mente al mundo de las formas abstractas.
Con esa delicadeza y sensibilidad,
explora Maider un nivel de conciencia más allá de lo concreto, y,
adentrándose en las profundidades del sueño,
se recrea en las luces y sombras de lo onírico.
Luces tenues, para envolvernos con el halo del silencio.
Sombras y degradados, para expresar lo olvidado, lo gris, lo innombrable.
Todo esto forma parte del universo particular de la autora,
que logra captar el instante primordial de la esencia del objeto
y envuelve al que lo contempla con la magia aúrea de la luz.
Es una obra visionaria.